¿Cuál es la mejor manera de gestionar las finanzas en la pareja?

El dinero muchas veces se considera un tópico polémico en varios aspectos de la vida. ¿Por qué? Porque puede dar lugar a conversaciones y responsabilidades que incomodan o desafían. Sin embargo, es una herramienta indispensable, y por lo tanto, poder hablar sobre este debería ser algo de todos los días. 

La pareja es uno de esos lugares donde a veces se torna un tema sensible: El que gana más, ¿Aporta igual? ¿Aportan ambos lo mismo? ¿Cómo se monetiza las tareas del hogar?

Sólo en un aproximadamente 25% de las parejas heterosexuales, la mujer gana más que el hombre. Eso muchas veces está explicado porque la mujer dedica más tiempo a las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, que no tienen compensación económica. 

El arreglo de cada familia es propio, y mientras sea consensuado es 100% válido. Pero, ¿Qué pasa en aquellas donde no es consensuado? Hoy te presentamos 3 estrategias de organización financiera para que peludas evaluar y decidir con cuál te sentís más cómoda: 

1. Finanzas compartidas o mezcladas: 

Los dos miembros de la pareja destinan la totalidad de sus ingresos a un fondo familiar, de donde se utiliza el dinero para los gastos compartidos e individuales, y se genera un ahorro conjunto. 

Esto implica que los consumos personales y familiares se vuelven indistintos. 

Este método no contempla quién gana más o menos, sino que da el mismo derecho sobre todo el dinero a los dos. Sin embargo, la gran desventaja es que vuelve más difícil mantener la independencia financiera de una misma. Y en caso de una separación, podría complicar el proceso de separación de bienes. 

2. Finanzas de parejas por igual: 

Cada integrante aporta la misma cantidad de dinero. Suponiendo que los gastos familiares son de $500.000 mensuales, cada uno aporta $250.000 sin importar cuánto gana cada uno. 

Beneficio: deja en igualdad de condiciones a ambos sobre las decisiones financieras familiares. Cómo cada uno aporta la misma proporción, naturalmente no se crean diferencias. 

Desventaja: para aquel que gana menos, da un mayor peso a la familia en sus ingresos personales, lo que deja menor resto para el ahorro y objetivos personales.  

3. Finanzas proporcionales a ingresos: 

Se aporta en función de los ingresos lo necesario para cubrir las necesidades de la familia. Por ejemplo: supongamos uno gana $1.000.000 y el otro gana $500.000. Si los gastos totales de la familia son de $600.000, el primero aportará $400.000 y el segundo $200.000. De esta forma, cada uno aporta el 40% de lo que gana. 

Beneficio: permite que los dos dediquen el mismo esfuerzo a la pareja, lo que es una recompensa para aquel que gana menos, si esto fuese por dedicar más tiempo a la familia.

Desventaja: el miembro que aporta menos monto, puede sentirse en condiciones inferiores a la hora de tomar decisiones financieras saludables. 

Es clave que en la pareja se entienda que eso no es así: cada uno trabaja en función a lo que la familia necesita, y su sueldo refleja eso. Por esta razón, la dedicación a la familia se encuentra en igualdad de condiciones y ambos deberían tener el mismo poder de decisión. 

El tercer método es el que más nos gusta, ya que permite: 

  • Esfuerzo conjunto y equilibrado. 

  • Orden en las cuentas: el presupuesto familiar se lleva por separado. 

  • Independencia financiera: consumos, gastos y ahorros familiares e individuales se gestionan por separado. 

De cualquier forma, mientras las responsabilidades queden bien definidas, y ambos estén de acuerdo con la parte que a cada uno le toca, cualquier sistema será bueno para la familia. 

A continuación, podrás descargar gratis nuestra planilla para armar tu presupuesto personal: vas a encontrar de manera diferenciada las cuentas individuales de las familiares. Eso permite un orden y seguimiento claro de las finanzas.

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