Congelar óvulos: lo que me hubiese gustado saber antes

Hace más de un año vi en redes sociales un posteo de una emprendedora dónde contaba que había congelado sus óvulos y automáticamente se me disparó la curiosidad sobre este tema. 

La maternidad es algo sobre lo cuál tuve más preguntas que respuestas, durante mucho tiempo me debatí si quería ser madre en algún momento o no, creo que la vida tiene tantas posibilidades que me parecía sumamente injusto para las mujeres que una decisión tan importante tenga fecha de vencimiento para ser tomada. Así que con más preguntas que respuestas decidí hacer lo que hago siempre cuando no sé qué hacer con algún tema particular: informarme y educarme sobre el tema.

Así fue cómo empecé a leer, y cada vez sentí más curiosidad sobre todo este mundo de la salud femenina. Además, a mis 23 años tuve un quiste dermoide que si bien fue benigno ocasionó que me tengan que sacar el ovario izquierdo. En ese momento era muy joven y no dimensionaba lo que eso implicaba. Hoy me doy cuenta cuán importante son los controles anuales en las mujeres ya que ese quiste yo lo detecté en mi control anual porque no tenían ningún tipo de síntoma.

La primera pregunta que me hice en ese momento fue, '¿esto va a impactar el día que quiera ser mamá?’ Y mi médico de ese momento me dijo que no, que el cuerpo se adaptaba a funcionar con un sólo ovario y que no debería representar ningún problema en términos de fertilidad. Los años pasaron, cambié de ginecólogo, y ya más cerca de los 30 volví a consultar por este tema, y me dijeron nuevamente que no tenía sentido preocuparse ahora por temas de fertilidad, porque era algo realmente tan cambiante que por más que me haga estudios en esa etapa de la vida si decidía tener hijos más adelante todo podía cambiar, entonces me sugirieron que realmente evalúe cómo se encuentra mi cuerpo en términos de fertilidad sólo cuándo tenga la decisión de ser mamá. Decisión que yo no tenía en claro cuando iba a ser, así que seguía siendo todo bastante confuso. 

Luego me hice emprendedora, creé una empresa, empezamos a crecer y de vuelta apareció el debate interno sobre cuándo sería un buen momento para ser madre. Con mi pareja lo hablábamos mucho, pero yo sentía que ya tenía a mi hija Mujer Financiera que necesitaba mucho de mi y no veía espacio para poder también embarcarme en esa aventura de ser madre de la forma en que me gustaría, así que decidí esperar un tiempo más. Si bien es cierto que no existe el momento perfecto, era lo que yo sentía en ese momento. Sin embargo, ya había cumplido 34 años y sabía que el reloj empezaba a correr.  Conversando con otras amigas emprendedoras también surgió el tema, algunas de ellas no tenían planes hoy en día de ser madres sin embargo querían saber que si algún día lo decidían tenían la opción de ser madres también, así que juntas empezamos a averiguar cómo era esto de congelar óvulos.

Lo primero que me pasó cuando fui a la primera consulta, fue el shock de realidad. Me dicen ‘¡viniste a la edad justa!’. Ya que a partir de los 35 años, la mujer empieza a generar menos ovocitos y, además, empieza a bajar la calidad de los mismos lo cuál implica mayor probabilidad de embarazos de riesgo. O sea, no sólo ahora sentía la presión de decidir qué hacer sino que me estaba enterando de temas de salud de los cuáles hasta ese momento no tenía ni idea. Y sumado a eso me dicen “Además tenés un sólo ovario, así que seguramente tengas menos capacidad ovárica, tenemos que evaluar ese tema”. Segundo shock.

Luego de eso me cuentan cómo sería el procedimiento, el cual consta de los siguientes pasos:

  1. Tenés que hacer varios estudios de control para ver cómo está tu cuerpo y cuál es tu capacidad ovárica en esa etapa de la vida. 

  2. Luego tenés una consulta para llevar todos los estudios y definir una fecha estimada de inicio del tratamiento.

  3. Luego el primer día que te viene tu periodo llamás a la clínica para avisar que te vino la regla y te asignan una consulta para ese día o el día siguiente. 

  4. Ese día te hacen una ecografía trasvaginal y te dicen la cantidad de ovocitos que estás generando en ese ciclo.

  5. A partir de allí empieza la aplicación de inyecciones en la panza junto con la toma de diferentes hormonas que se utilizan para incentivar el crecimiento de esos ovocitos. En general te tenés que dar entre 10 y 20 inyecciones depende cómo vayan evolucionando tus ovocitos. 

  6. Cada 2 o 3 días tenés que ir a control para hacerte ecografías y los médicos puedan evaluar cómo vienen creciendo los ovocitos, en función a eso te van asignando más medicación o más inyecciones.

  7. Cuando los ovocitos tienen el tamaño adecuado te agendan una cita para la intervención en el quirófano en dónde extraen los ovocitos y los congelan. 

  8. Luego tenés un control final dónde te informan cómo salió la intervención y que cantidad de ovocitos finalmente se congelaron, ya que en el procedimiento puede pasar que no todos tengan la calidad genética adecuada para poder congelarse.

Cuando me enteré de todo el proceso me tomé 6 meses para pensarlo, en el medio conversé con varias amigas que ya lo habían hecho y finalmente tomé la decisión de hacerlo. 

Vuelvo a la consulta con todos los estudios para avanzar me hacen una ecografía y me dicen ‘tenés 11 ovocitos, una cantidad buena, lo ideal es congelar entre 10 y 12 ovocitos’. 

Empiezo el tratamiento, con mucha más emoción de la que me había imaginado. Siempre le tuve impresión a las agujas así que la idea de tener que darme inyecciones en la panza sola no era algo que me agradaba. Sin embargo mi médica, que fue muy cálida en todo el proceso, me dice: ‘la mayoría de las chicas se las dan solas, vos también vas a poder’. Y así fue. 

Durante 13 días me tuve que inyectar la panza. Mi pareja me ayudó preparando las inyecciones para que yo no me asustara en el proceso cuando veía las agujas y luego yo me las colocaba. En esos momento creo que dije de todo menos lindas palabras, pensaba que injusto es el mundo para las mujeres, que momento dificiles nos toca atravesar, cuando somos madres afrontando todas las responsabilidades junto con el trabajo doméstico y cuando no lo somos pensando en qué momento serlo, cómo vamos hacer con todo, etc. 

Incluso también pensaba ‘¿Cuántos CEOs hombres o inversores entenderán todo lo que esto implica’?

Y a todo esto, cuando llegó el momento de la intervención, finalmente logré congelar sólo 5 ovocitos cuando lo ideal hubiera sido 10 o 12, si bien cuando comencé el tratamiento tenía 11, en el proceso algunos no siguieron adelante. Obviamente cuanto más joven sos, más ovocitos tenés y más probabilidades de congelar hay. En mi caso debería hacer de vuelta todo el tratamiento para poder congelar 5 más. Estas son las cosas que me hubiera encantado saber años atrás. Pero bueno, acá estoy compartiendo esto con más mujeres para que tengan la oportunidad de planificarlo tanto económicamente como emocionalmente y, por supuesto, físicamente.  

Desde Mujer Financiera entendemos que la maternidad es un gran paso y queremos que puedan planificarlo, por lo que, si están analizando esta opción, les traemos un monto estimativo de cuánto puede costar congelar óvulos. Por supuesto que va a depender de cada clínica y prepaga, pero el gasto total del tratamiento puede variar entre USD 1.000 y USD 1.500 incluyendo las consultas, inyecciones, la intervención y la congelación. 

Por último, siempre consulten con un@ médico con el cual se sientan cómodas y con quién puedan sacarse todas las dudas.

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